Azul Maya

Azul Maya es un pigmento color azul a verde azulado fabricado por las culturas de Mesoamérica, como los mayas y los mexicas.

El pigmento azul maya es un compuesto de materia orgánica y compuestos inorgánicos, principalmente tintes de añil derivados de las hojas de añil (Indigofera suffruticosa) en combinación con plantas de Palygorskite, un tipo de arcilla natural (paligorskita, atapulgita, sacalum, montmorillonita), más pequeñas trazas de otros aditivos minerales que también han sido identificados.

En varias pinturas murales de edificios arqueológicos de México se encuentra un color azul, azul turquesa o azul verdoso, intensamente atractivo y diferente de otros azules en más de un aspecto.

Este pigmento recibió el nombre de azul maya porque se creyó que existía sólo en la zona maya de Yucatán. Hoy, sin embargo, se conocen murales en diversas partes de Mesoamérica, como en el Tajín, Tamuín, Cacaxtla, Tenochtitlán (Templo Mayor), Zaachila, Tula y otras zonas de Centroamérica; existe también en esculturas, cerámica y códices.

La historia contemporánea del azul maya se inició en 1931, cuando H. E. Merwin analizó una sustancia azulosa que se encontró en las exploraciones del Templo de los Guerreros, en Chichén Itzá (Yucatán)
A partir de entonces, hace ya 62 años, varios científicos de algunos países han dedicado sus esfuerzos a develar los secretos que posee este compuesto, al cual también llamaremos azul mesoamericano o azul turquesa.
Debido a su naturaleza tan especial, ha sido objeto de estudios y trabajos serios y, en algunos casos, ha dado origen a lucubraciones y experimentos fantasiosos o a proposiciones sin mayor trascendencia científica.

Aunque el índigo, uno de los componentes del azul maya, es un material de color azul oscuro, conocido por los tintoreros de Egipto, la India y el Lejano Oriente desde hace dos o tres mil años, durante todo este tiempo y hasta nuestro siglo, su existencia había pasado inadvertida en el mundo de la ciencia. Se sabía que era un material tintóreo bastante utilizado, pero nada más.

En cambio, las características químicas y la resistencia extraordinaria del azul maya a los reactivos analíticos, lo han separado de los demás pigmentos empleados por los pintores de todos los tiempos y latitudes del planeta. Su naturaleza es tan peculiar que no lo afectan los ácidos concentrados en caliente, como el nítrico y el clorhídrico. Resiste también la acción del agua regia, de la sosa cáustica y del hipoclorito de sodio. Además, con excepción de José María Cabrera, quien extrañamente dice haberlo conseguido, ningún autor ha podido extraer o separar el color de las muestras del pigmento azul mesoamericano con ninguno de los solventes conocidos.

Como es fácil comprender, estas particularidades bastan para asentar que no hay otro material colorido preparado por el hombre que tenga propiedades semejantes a las que posee esta sustancia extraordinaria.

Frente a estos hechos, es necesario preguntarse por qué son tan distintos el índigo extranjero y el pigmento mesoamericano, si la base productora del color es exactamente la misma en ambos materiales. Esta divergencia entre dos sustancias formadas por una misma materia prima que es el índigo -proveniente de plantas cuya diferencia es sólo la especie, ya que el género es el mismo-, ha determinado que tengan caminos distintos en el tiempo y uno solo en la ciencia, ocupado éste por el producto elaborado y utilizado por los indígenas pintores de Mesoamérica, a partir de una época y de un sitio que los arqueólogos todavía necesitan descubrir, aunque puede especularse que se originó quizás a mediados del siglo VIII, porque al finalizar la centuria, ya era bastante conocido y tenía aplicaciones importantes.

El índigo es producido en Oriente y en la India por la planta Indigofera tinctoria, y en México, Guatemala y El Salvador, por la especie Indigofera suffruticosa.

Después de numerosos estudios realizados por diversos investigadores, ahora se sabe que el azul maya está formado por diversas arcillas unidas al colorante llamado índigo, contenido en las hojas de la planta del añil.
- Coordenadas de color -
HTML #73C2FB
RGB (r,g,b) (15, 194, 251)
CMYK (c, m, y, k) (100, 100, 0, 0)
HSV (h, s, v) (210°, 96%, 87%)
B) Normalizado con rango [ 0 – 255 ] (byte)
C) Normalizado con rango [ 0 – 100 ] (cien)

1 comment:

Carl de Borhegyi said...

Carl de Borhegyi, son of Maya archaeologist Stephan F. de Borhegyi has presented convincing new evidence (mushroomstone.com)arguing that the correlation of the Mayan Calendar, with the European Calendar may be off by 256 years, and contrary to much contemporary hype, the end of the fifth world ended in the year 1756, in other words, our world did not come to an end and the Mayan Calendar simply began a new cycle.

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