En México, la arqueoastronomía maya alcanza su máxima expresión en Chichén Itzá, una ciudad que surgió hacia el 550 d.C y posteriormente abandonada en el siglo X. Volvió a tener nueva vida hacia el 1000 d.C para ser nuevamente abandonada en el siglo XIV. Cabe destacar que por el año 800 la ciudad fue invadida por los Toltecas, quienes habían construido Teotihuacan, otro baluarte de la arqueoastronomía, lo cual modifico el estilo de construcción de Chichén Itzá.
Un verdadero símbolo de la actividad astronómica maya en Chichén Itzá viene siendo "El Caracol", un edificio que asemeja a un observatorio astronómico moderno (con domo incluido). También conocido como "El Observatorio", fue construido con fachadas, ranuras y perforaciones de observación especialmente orientadas para enfocar eventos siderales específicos. El observatorio está deliberadamente desviado de la alineación de su plataforma principal con la intención de que sus esquinas opuestas Este-Oeste apunten la salida del Sol en el solsticio de verano y la puesta del Sol en el solsticio de invierno. La plataforma principal está perfectamente alineada a la puesta de Venus en su declinación norte máxima. El basamento del observatorio apunta hacia la puesta del Sol a su paso por el zenit. Y algunas de las ventanas y ranuras del Caracol apuntan hacia las estrellas Canopus y Castor. Ciertamente éstos no son los únicos alineamientos encontrados en el Caracol, puesto que se han estudiado 29 alineaciones de las cuales 20 corresponden a fenómenos astronómicos en el horizonte; como por ejemplo la aparición de sol por la ventana 1 durante el equinoccio de primavera, o la observación de los puntos extremos norte y sur de Venus desde las ventanas 1 y 2.
El espectáculo arqueoastronómico mas conocido mundialmente sobre el mundo maya es sin duda alguna el que ocurre en "El Castillo" o "Pirámide de Kukulkán" en Chitchen Itza. Construido hacia en 800 de nuestra era, es un asombroso calendario solar que marca los días del año así como los equinoccios de primavera y de otoño. El Castillo es un templo de forma piramidal de 28 metros de altura con 91 escalones en cada uno de sus cuatro caras. Los escalones son un registro en piedra del año solar. 91 escalones por 4 lados, más un nivel extra por la plataforma da un total de 365, un peldaño por cada día del año. En marzo y septiembre, cuando tienen lugar los equinoccios de primavera y otoño, respectivamente, las mastabas o plataformas sobre las cuales está construída la pirámide proyectan sombras triangulares sobre las paredes de las escalinatas. Las escalinatas están adornadas en su base por sendas cabezas de serpiente que simbolizan a Kukulkán (o Quetzalcoatl, la serpiente emplumada), y con los triángulos de luz y sombra provocados por la iluminación del sol equinoccial provocan una fantástica ilusión de una serpiente que está descendiendo a tierra desde la parte alta de la pirámide. Muy posiblemente la pirámide de Kukulkan presentaba otros alineamientos astronómicos en diversas secciones de su construcción, lamentablemente estas hipotéticas alineaciones las hemos perdido. Cuando la pirámide fue descubierta se encontraba en un estado excesivamente ruinosa, y en su mayor parte de la construcción que vemos en la actualidad es obra de un arduo proceso de reconstrucción.
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